REFUGIO
Hombre de mi corazón,
desvalido
como un cordero balando en la pradera
Cuando te oigo lamentarte
de mis pechos sueltan leche los pezones.
Te llamo para que te acomodés
contra mí,
me crezco como una matrona
de tetas gigantescas
para acomodarte en mi ombligo
centro del mundo;
mi vientre
como el de tu madre
refugio
donde te guardo.